Está muy bien definido en la Biblia la gran diferencia que hay entre la justicia y la gracia de Dios.
Justicia sería; el peso justo, la medida justa, el castigo justo.
O sea, si por un pecado la ley dice que el infractor merece 20 azotes, un juez justo no le dará ni más ni menos.
Como caso concreto son los Diez mandamientos dados por Dios para nosotros.
El incumplimiento de algunos de estos era castigado con la propia muerte del infractor. Y lo más severo en la Biblia con relación a los pecados del hombre era, ojo por ojo, y diente por diente, según Mt. 5:38.
Este está relacionado con otro en Col: 3:25 que dice: Más el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.
El mismo Jesús nos dice, con relación a la justicia, consejos muy concretos: En Lc. 12: 57 al 59 dice: ¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?
Cuando vallas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez,  te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado la última blanca.    

Queda bastante claro que la justicia está limitada por el derecho y la equidad. 
No así la gracia, puesto que esta es un regalo que no está limitado por Dios.
 Ahora viene la pregunta pertinente: ¿Cómo es posible que algunas iglesias enseñen que Dios castigará a los pecadores no arrepentidos a un sufrimiento eterno?
¿A caso la justicia de los hombres es más perfecta que la de Dios? En ninguna manera; Jesús está ilustrando con esta figura su propia justicia, reflejada en los versos anteriores 47 y 48 que dice: Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Más el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.
No estará recibiendo azotes eternamente, sino que unos recibiran más y otros menos con relación a sus malas obras.
 
¡Preciosa y digna de alabanza es la justicia y la equidad de nuestro amado Dios!  
Si el pecado del hombre mereciera un sufrimiento eterno, Jesús tendría que sufrir eternamente, pero a Dios gracias no es así:
Jesús no tuvo que sufrir eternamente como hombre, puesto que estaba pagando el pecado temporal de todos los hombres que vivimos en esta tierra tan limitada en el tiempo y el espacio. 

Está claro que el pecado del hombre ha sido efectuado en una esfera o dimensión temporal, y temporalmente ha sido pagado por Jesús.
Por lo tanto el pecador no arrepentido y que no haya aceptado a Jesús como su Salvador, este recibirá inexorablemente el castigo de acuerdo a la magnitud de sus pecados: Pero nunca recibirá un castigo de sufrimiento eterno por pecados temporales cometidos.
Y lo más importante de todo; perderá el regalo de la vida eterna.

En cambio el que cree en Jesús y se arrepiente de sus pecados, no recibirá ni un solo azote por los mismos, y por si fuera poco, el Señor le promete el regalo más preciado, vida eterna en su presencia.
En cambio, el que lo rechaza, recibirá los azotes que correspondan de acuerdo a la gravedad de los mismos, según la equidad y el derecho de nuestro amado Dios mencionado en los pasajes anteriores:
Esto es justicia; pero como Gracia perderá el regalo de la vida eterna. ¿Se puede perder más? Jesús dijo: ¿De que le vale al hombre ganar el mundo si pierde su alma?El profeta Isaías hablando del juicio venidero en su capítulo 26. 14. dice así de los incrédulos:
Muertos son no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo.
 
En el Salmo 62: 12 dice: Porque tú pagas a cada uno conforma a su obra. Si su obra merece más castigo así lo hará el Señor, y si merece menos, será castigado menos, y después muerte eterna.
Estas referencias concuerdan literalmente con la segunda muerte que menciona Apocalipsis en el capítulo 20: 5 y 6. y que a los creyentes no nos afectará. 
Según este texto los creyentes resucitaremos primero, y después de los mil años del reinado de Cristo, los que murieron sin ser creyentes, a los cuales si les afecta la segunda muerte que es eterna, y por lo tanto no tendrán vida: pero antes tienen que ser castigados, como hemos leído antes en Isaías 26:14 .

 

 Se puede decir ciertísimamente a la luz de los pasajes citados, que los creyentes moriremos solo una vez, salvo que Jesús venga estando nosotros en vida. Pero los incrédulos morirán dos veces, la primera la que tiene todo ser humano por causa de la caída original, luego resucitarán para ser juzgados y castigados, y luego la segunda muerte.
Hemos oido muchas veces que la muerte es la separación de Dios, pero la Biblia nos aclara que esta interpretación  no es correcta. Ejemplos: Cuando Jesús murió como hombre no fue separado de Dios,sino  que su cuerpo físico perdió la vida.
Esto concuerda igualmente con el ladrón que creyó en Jesús, su  cuerpo fué a la tumba pero su alma fué al Paraiso, y no fue separado de Dios sino todo lo contrario.

Esto en cuanto al cuerpo físico se refiere; pero los seres humanos también tenemos alma, y esta también puede morir, o sea puede perder la vida.
Recuerden cuando Jesús dijo: No temáis a los que matan el cuerpo más  el alma no pueden matar, temed más bien a aquel que alma y cuerpo puede destruir en el infierno.

 Este también coincide con lo que dijo el Señor: Todas las almas son mías, el alma que pecare ciertamente morirá.  
O sea, la palabra morir en la Biblia es perder la vida.
El mismo Jesús lo dijo: Nadie me quita la vida, yo la pongo por mí mismo y yo la vuelvo a tomar.

Hasta el padre más malo de este mundo, no castigaría a un hijo suyo durante toda esta vida temporal, por  rechazar el mejor regalo de su padre.
Porque la salvación es un regalo, que se puede aceptar o se puede  rechazar.

Todo lo anteriormente expuesto puede resumirse de una forma muy sencilla y comprensible.

Todos sabemos que la salvación es por gracia, hasta tal punto de; que si los seres humanos viviéramos en la tierra mil años y no pecásemos nunca, no tendríamos méritos suficientes para ganar la vida eterna; pues sería por gracia inmerecida.

De la misma forma, un pecador de cien años no puede merecer un sufrimiento eterno, puesto que sus malas obras son temporales, y por lo tanto sería por justicia que nada tiene que ver con la gracia.

 

Estoy seguro, de que ni tú ni yo haríamos  tal atrocidad:
Muchísimo menos el Dios de Justicia por excelencia.

 ¿O a caso somos más justos que Dios?
 Hay muchos más textos en la Biblia que corroboran lo aquí dicho, pero creo que con estos puede ser suficiente.

En el estudio titulado: QUE DICE LA BIBLIA SOBRE EL INFIERNO, hay más abundancia de textos que corroboran y complementan lo aquí expuesto.

Vuestro hermanoy amigoen Cristo

                                              Pedro  Bernal

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pedrobernaldomingues@gmail.com